A inicios del siglo XXI, la educación ha estado acompañada por todos los aparatos electrónicos de última generación como: computadores, tablets y celulares. Estos han facilitado o agilizado el proceso de aprendizaje de los estudiantes en las aulas de clases, han reemplazado en gran medida el uso de los libros físicos por libros virtuales, y, además, su llegada dio paso a nuevos métodos para impartir clases, entre ellos: cursos virtuales, ejercicios por medio del uso de páginas web o evaluaciones a distancia. Ello consiste en que a través del uso de diversas plataformas, los estudiantes tienen la facilidad de ver clases desde sus hogares, lo que genera una facilidad en cuanto a desplazamiento pero, también, una lejanía entre el docente y el alumno.
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Tecnología Educativa |
Por
ello, Desde que los dispositivos tecnológicos pasaron a hacer parte no
solamente de la vida cotidiana de las personas, sino también a estar dentro de
las aulas de clase como ayuda o como distractor, se han abierto diferentes
tipos de brechas en el proceso educativo que generan cuestionamientos acerca
del uso de estos.
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Andres J Colmenares/Pinterest |
Manuel Castells mantiene
que: “Nuestras sociedades se estructuran cada vez más en torno a una
oposición bipolar entre la red y el yo” es decir, la sociedad y
sus formas de relación también están mutando con la tecnología, cada vez es más
usual ver en reuniones con un mismo espacio-tiempo personas totalmente
dispersas y distanciadas unas de otras. Así mismo, sucede en las aulas, en
donde el uso de dispositivos móviles como el celular, aíslan a los estudiantes
y los ponen en otros polos.
Sumado a lo mencionado con
anterioridad, esta metodología les ofrece a los participantes, en este caso,
los estudiantes, tener acceso a la información que deseen en cualquier momento,
dentro o fuera del salón de clases. Esto puede considerarse como un acceso
libre a las herramientas educativas tecnológicas, y puede también, entenderse como
un proceso de participación en algo en lo que ellos y ellas se desenvuelven,
así como ser un tipo de motivación en el que se desempeñen plenamente.
Asimismo, la técnica
enseñanza-aprendizaje, se fortalece con el seguimiento que se pueden tener por
medio de las plataformas que usen, sin embargo, lo ideal es que ése
“seguimiento” no suceda solo en la llamada nube.
En el siguiente video podemos
observar que las tecnologías usadas de forma correcta logran ser una ayuda para
el proceso de aprendizaje, sin embargo, si se compara el contexto social de
hace 10 años con el de hoy en día, se pueden manifestar las diferencias que
estas tienen, debido a que a pesar de que en este lapso de tiempo previamente
mencionado ya se contaba con la llegada de la tecnología.
La mediación que conlleva el uso
del internet no sólo para indagar los temas vistos en clase, sino para acceder
a la información de otros temas de interés social, político, cultural, entre
otros. También, con la llegada de esto, se presentaron las redes sociales, que además
de servir como una herramienta para enterarse de noticias actualizadas,
funcionan como un distractor en diferentes momentos del día.
Por ello es cuestionable el uso
de las tecnologías como un mecanismo de aprendizaje y de relacionamiento, sin
embargo, tampoco debe satanizarse el mismo, ya que, por medio de las mismas,
personas que no han tenido la oportunidad de hacerlo de otras maneras (llámese
tradicional o en casa) han logrado formarse. Según María Montessori “Para que
la educación sea provechosa, tiene que ser interactiva y personalizada” es
decir, acompañada en su proceso.
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Crear observación |
En el proceso de aprendizaje es
indispensable el uso de los sentidos, la experimentación real y no sólo aquello
que se transfiere por un medio electrónico o por la voz misma del o la docente,
por eso, se deben establecer límites entre el aprendizaje virtual y el
presencial, pues cada uno de ellos logran desde puntos diversos la transmisión
de un saber, sin embargo, uno de ellos no hace posible la discusión y el
cuestionamiento sobre ese saber, lo que genera un rompimiento entre la
pregunta-respuesta e investigación o aclaración que fomenta la interrelación
con él o la profesora o guía.
En este vídeo se evidencia
que el hecho de que se sea consciente del uso que se le debe dar a la
tecnología no significa ejercer correctamente una educación mediada por ella,
pues, si se analiza, el profesor Fran García, en varias ocasiones manifiesta
educar a la gente para el trabajo, pensarse qué necesita el mercado y cómo lo
necesita, sin nunca mencionar el ser, educa desde las competencias.
Por otra parte, se han creado muchas modalidades de estafa y soborno mediante las páginas web y las diferentes redes sociales que la sociedad maneja. Según el portal El Universo algo que también es muy frecuente son las diferentes formas de agresión, pues el docente Diego Jaramillo aclaró que “agredir a una persona por su apariencia, personalidad, posición económica y demás, al punto de afectar su autoestima, es lo que se conoce como bullying. Cuando esta agresión se da a través de las redes sociales entre jóvenes de la misma edad se convierte en cyberbullying”, el docente también aseguró que: “la existencia de redes sociales y el desarrollo de la tecnología no son el problema, sino el mal uso de estas herramientas que ponen en riesgo la integridad de los adolescentes que no se dan cuenta que están exponiendo su intimidad y seguridad”.
Las TIC (Tecnologías de la
Información y la Comunicación), generan en los niños y jóvenes una posición de
aislamiento, ya que por su mal uso y la falta de filtros sobre la inform
ación a
la que se accede en las primeras páginas se presenta que en el proceso de
navegación en internet, los resultados arrojados corresponde principalmente a
video juegos, redes sociales o páginas no aptas para ellos y ellas.
¿Son entonces malas las
tecnologías? no. Se ha podido evidenciar a lo largo del artículo que éstas no
son malas, ni buenas, son una herramienta que debe ser usada con
responsabilidad en tiempo y en espacios, individualmente para niños debe ser
siempre guiada por un adulto y en clase debe ser siempre una herramienta que no
sustituya nuestras otras formas de aprendizaje, como, por ejemplo, el hecho de
usar nuestro cuerpo y con él todos nuestros sentidos para experimentar y
aprender.